viernes, 25 de junio de 2010

Termanthia, El Magnífico


Hubo un santo que en su misticismo afirmaba “Deseo poco, y lo poco que deseo, lo deseo poco”. Pues el vino del que os quiero hablar me sitúa en un lugar opuesto a lo afirmado por ese santo varón porque aunque no deseo mucho os puedo afirmar que de este vino, lo desearé siempre y cuanto mas beba mejor... lo desearé aun más de lo que un politico trepa desea un ministerio (¿por cierto, existen políticos que no sean trepas?).
Tanto deseo ¿Será porque es difícil encontrarlo? ¿Será porque su precio no me permite beberlo siempre que quiera? ¿Será porque es espectacular? Será…
Por cierto, no me preguntéis el nombre del místico porque de lo que nos dijeron los santos solo me acuerdo de la frase de uno de ellos, el sabio San Agustín que afirmó “Casarse esta bien. Pero no casarse está mejor”.

El vino en cuestión es Termanthia 2002 de la Denominación de Origen Toro y elaborado por la Bodega Numanthia Termes de la familia riojana Eguren, que son los mismos que elaboran en La Rioja el Sierra Cantabria, el San Vicente y Viñedo de Páganos.
La historia de esta bodega es la historia del triunfo por el trabajo bien hecho. Y me explico, salieron al mercado por primera vez con la añada 1998, con su vino Numanthia y fue un éxito a nivel mundial. Después compraron un pequeño viñedo prefiloxerico y elaboraron un vino de muy limitada producción, poco mas de 4.000 botellas, que se llamo Termanthia. Como no todo el mundo conoce lo que significa un viñedo prefiloxerico, permitirme que lo explique. A finales del siglo XIX y principios del XX (más o menos entre 1880 y 1905), la filoxera, un parásito, arrasó las vides europeas destrozando sus raíces y como consecuencia matando la planta. Las poquísimas vides que se salvaron de la salvaje plaga se les llama prefiloxericas y por lo tanto tienen una edad de más de 100 años. Como comprendereis su precio no es que sea alto, es que valen un riñón por no poner otra palabra que rima con “-ón”.
La Añada del 2004 de Termanthia fue puntuada por uno de los gurús del mundo del vino, Robert Parker (y su catador de vinos españoles Jay Miller) en su guía The Wine Advocate, con 100/100 puntos por lo que el precio de esta añada se disparó en el mercado desde los 100 a los 500€/botella. O sea, que lo que toca este ex abogado yankee con su varita, lo hace de oro para alegría del bodeguero y sufrimiento de los “paganini”. Ya lo hizo también, entre otros, con los vinos Oporto Vintage. Llegó el fulano afirmando que la cosecha de 1994 era la del siglo y los precios se pusieron por las nubes. Esto hace que muchas bodegas del mundo intenten elaborar un vino que sea del gusto del gurú perdiendo su propia identidad.

Bueno a lo que ibamos, la bodega se hizo tan famosa, que en el 2008 el famoso grupo francés LVMH (Louis Viutton, Moet & Hennessy) dueños entre otras muchas marcas de los champagnes Moët & Chandon, Dom Pérignon, Veuve Clicquot o Krug le llegó con una oferta de compra tanto de la bodega como de sus casi 50 hectáreas de viñedos... a los 10 años de su salida al mercado. Las cifras fueron tan altas que los dueños solo pudieron decir que la oferta era “irrechazable”( se rumorea que más de 25 millones de euros). ¡Así da gusto vender!

CATA:
La sola presencia de la botella, tan elegantemente vestida, majestuosa, ya invita a la veneración. Corcho 9/10
Visual: Picota intenso de capa alta y ribete cardenalicio. Limpio. Abundante lagrima que tinta la copa en su lenta bajada como si diera besos con carmín.
Nariz: Entrada armoniosa, rebosando finura. Notas a frutas negras maduras (moras, arándanos), torrefactos, florales (violetas), chocolate negro y especias sobre fondo con notas balsámicas y minerales.
Boca: Un ataque tan elegante, sabroso y carnoso que te acelera el corazón porque sabes que estás tomando un vino singular, fuera de lo común. Los taninos redondísimos, pura seda que hacen de cada sorbo una experiencia única. Su postgusto se prolonga en el tiempo con parsimonia, aterciopelando la boca y permaneciendo notas balsámicas y de fruta madura. (PVP,Sobre 120€)

Era la primera vez que probaba este vino y ha sido una experiencia memorable, casi mística... como el disfrutar del arte sentido de una saeta en la "madrugá" sevillana.
Si teneis la oportunidad de probarlo, ¡ni lo dudeis!




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