lunes, 10 de noviembre de 2014

Vulpes Vulpes... un vino, un perfume, el zorro, una gratísima sorpresa



Subimos un vino, posiblemente, el mas curioso de los que hemos subido en este pequeño rincón epicúreo tanto por su uva (raposo), por su producción (218 botellas), como por su geolocalización (Barbanza, sur de La Coruña).

El nombre del vino es el término científico de la tribu de mamíferos carnívoros al que pertenece el zorro y tiene su por qué en el nombre de la uva, que se traduce del gallego al español como zorro. Tal uva también es conocida como Albarin (sobre todo en Asturias) o Blanco Lexitimo (Betanzos). La bodega que lo elabora es familiar, se llama Entre Rios, sita en Puebla de Caramiñal y este vino es un proyecto del hijo, José Crusat que utiliza unos injertos de cepas prefiloxéricas de la zona de Boiro que gracias a que estaban plantadas en arena no pudieron ser atacadas por tal parásito. Vulpes Vulpes es un vino monovarietal bajo IGP "Viño da Terra de Barbanza e Iria" y con una producción de solo 214 botellas. La añada que viene será menor porque un ataque de botritis en la ultima fase de la vendimia ha reducido salvajemente la producción.


La uva raposo es de grano redondo y pequeño, parecido a la treixadura, de ciclo corto, resistente al midium pero frágil ante la botritis y cuya principal característica es su espectacular nariz, sus aromas... en palabras de José Crusat "el Chanel № 5 de los blancos".








CATA





Bonita botella borgoña tintada vestida con etiqueta de líneas simples pero con imagen cuidada. Tal etiqueta tiene una ligera inclinación, a propósito pero sin un motivo concreto. Volumen alcohólico 13%



Visual: Color amarillo de menisco acerado. Limpio y cristalino.



Nariz: La copa se convierte en una tobera que emana a cañon una cantidad de aromas frescos. Encontramos notas florales (blancas, jazmín), de monte bajo, fruta de hueso amarilla, notas melosas y muy sutilmente encontramos incluso canela. Espectacular.


Boca: Lógicamente esa expresividad tan intensa de nariz que aporta el raposo no tiene una continuidad en boca, sería perfecto y la perfección no existe. Pero no por ello tiene una boca que no guste. Encontramos un vino con una acidez finamente marcada no afilada, con sorprendentes notas cítricas que no las apreciamos en la fase anterior. Si aparecen las notas florales y su frescura que se expresa con soltura en su medio-largo recorrido.





Un vino del que se afirma cierta similitud con los vinos blancos franceses del Jura, nosotros no afirmaremos, nos quitamos el sombrero y con admiración decimos "Chapeau, amigo zorro".



No hay comentarios:

Publicar un comentario