jueves, 25 de agosto de 2011
Zacapa XO, algo tan bueno... tiene que ser pecado
Subimos una de las joyas del mundo ronero, algo así como el Rolls-Royce de los rones, el guatemalteco Zacapa XO Solera Gran Reserva Especial 25 años. Ya con ese nombre te está anticipando que algo muy especial está embotellado. Vamos, que en vez de abrir la botella-decantador te dan ganas de frotarla como si fuera una lámpara mágica.
Es un ron que se elabora mediante el sistema de soleras, excelente aportación española al envejecimiento de vinos y espirituosos, con rones que van de los 6 a los más de 25 años de envejecimiento. La crianza se realiza a 2.300 metros de altitud, cerca del cielo y facilitando así el “paso a los ángeles” (Durante la crianza se produce una reducción por evaporación a la cual en la Región de Cognac le dieron el nombre de “Part des Anges” “La Parte de los Ángeles”, aunque a mayor altitud y bajas temperaturas, menor evaporación).
En la elaboración hay una curiosidad ya que la ausencia de una industria de azúcar refinado en Guatemala hace que no tengan melaza para la elaboración de los rones. Por ello utilizan una miel de caña de azúcar. Dichas mieles tienen una concentración de azúcar que se sitúa sobre el 75%, gracias a la eliminación del agua presente en el jugo de la caña que es una ligera forma de caramelizar el jugo de la caña.
En la crianza por soleras se utiliza primero barricas donde hayan envejecido whisky americano, aquí permanecerá entre 1 a 3 años, hasta que Lorena Vásquez (la Master Blender) lo crea pertinente. Entonces se introduce en un barril de roble americano de 17,000 litros de capacidad donde se mezcla con ron reserva, cuyas proporciones son guardadas en secreto. A continuación se introducen en barriles de bourbon cuyas paredes están tostadas. Se vuelve a añejar por un tiempo variable y se introduce en el gran barril de mezclas.
Se vuelve a sacar y esta vez, en la tercera fase, se introducen en barricas que han tenido vino de Jerez. También el tiempo que permanecen en ellas solo depende de la Master Blender y al finalizar se le vuelve a introducir en el barril de mezcla.
La cuarta fase el ron se introduce en barricas que tuvieron vino Pedro Ximénez buscando esas notas dulces e intensas de las pasas. Al finalizar se vuelve a mezclar con ron reserva en la gran barrica. En este punto el ron resultante se puede embotellar como Ron Zacapa 23 años. A su vez, de la barrica de mezcla se saca algo para rellenar la barrica del ron reserva.
La última etapa de la elaboración es cuando se introduce el ron en barricas de roble francés donde previamente se utilizaron para envejecer cognac. Cuando la persona responsable de la elaboración crea oportuno, el ron se sacará de las barricas, se mezclará por última vez con el ron reserva finalizando su crianza por soleras y se embotellará, para su venta en el mercado.
CATA
Bonito decantador el que se utiliza como recipiente, el cual viene en un elegante estuche. 40% de Volumen Alcohólico.
Visual: Color caoba, limpio y brillante. Elegantes lágrimas que recorren la copa con sosiego.
Nariz: Dulce, compleja e intensa entrada. Hay gran variedad de matices como el caramelo, la caña de azúcar, frutas secas (piña, dátil, pasas, plátano), especias (canela, clavo), cueros, tabacos, madera ahumada y frutos secos.
Boca: Ataque elegante, meloso, cálido, aterciopelado, de estructura alta y con el alcohol excelentemente integrado. Las notas dulces, el caramelo, la pasa, la vainilla, y los frutos secos se apoderan del paladar. Su final de recorrido largo aun con esas notas melosas, dejan aparecer las notas especiadas.
Un grandísimo ron lleno de complejidad, rico en aromas y sabores que puede llegar a ser excesivamente meloso si la persona que lo bebe no es de sabores dulces. Pero su suavidad, equilibrio y postgusto es realmente una obra de arte. Su precio, algo más de 80€ es consecuente con la calidad del producto.
Por favor, abstenerse de combinarlo. Pudiendo pecar de radicales, es como encontrarte una diosa griega (un adonis para vosotras) desnud@ en el salón de casa y taparl@ con un traje de esquimal. ¡Qué pena, penita, pena!
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