Aprovechamos el título de la película de Robert Klane para subir el post de una comida en un chamizo a la que nos invitaron hace un par de viernes atrás. Y alguien puede preguntar "qué es un chamizo?" Si nos atenemos a la RAE es una choza cubierta de chamiza o casa/vivienda miserable. Pero en La Rioja un chamizo es un lugar cerrado donde se puede cocinar, guardar vino y que posee una gran mesa rectangular donde los amigos se reúnen para compartir vinos y viandas. Pero no es una sociedad gastronómica porque no tiene estatutos escritos aunque la esencia de ambas es la misma: la gastronomía como vínculo de unión entre personas... casi siempre variopintas.
Cuando llegamos a las 13:30h ya estaba la chimenea tirando con buen fuego y en la zona de elaboración estaban José, Fernando, Oscar y Felipe el primero de Jefe de Cocina y los demás de pinches, todo muy organizado. Detalle importante: todos disponían de sus correspondientes copas llenas de vino. Nuestra función fue elegir los vinos y para ello nos dijeron el menú: Boletus Edulis del Moncalvillo en carpaccio, Huevos Trufados sobre Cama de Patatas Panadera, Rodaballo Salvaje a la Brasa con Pimientos Piquillo y Selección de Quesos para rematar. Fernando tambien había traído alguna hortaliza de la rica zona del Moncalvillo que se tomaría a media tarde.
El carpaccio, muy fácil de elaborar. Se limpian los hongos, se cortan en láminas muy finas y se les añade aceite de oliva, sal y un ligero toque de vinagre balsámico. Lo tomamos con un vino clarete garnacha 100%.
Lo huevos trufados sobre cama de patatas panadera. Los huevos estuvieron cociéndose durante cuatro minutos encerrados individualmente en film. Los tomamos con un crianza riojano maturana 100% que pronto subiremos en cata.
El rodaballo estuvo en la brasa un tiempo total 12 minutos, cambiándose varias veces de lado y teniendo cuidado para que el pescado no se pegase en la parrilla. Lo acompañamos con un blanco sobre lías de la D.O. Rias Baixas, subzona Salnés.
Para los quesos suaves abrimos un reserva riojano tempranillo 100% y un PX para un queso gaditano muy curado.
A media tarde, cuando ya los destilados dominaban la mesa y alegraban la conversación, llegaron Luismari y Santiago que por motivos de trabajo no habían podido asistir a la comida. Con el punto de sobriedad que tenían se sintieron mas perdidos que un Aguila de los Boys Scouts en una asamblea de okupas, pero arreglar la situación tenía fácil solución.
Oscurecía cuando se dio por terminada la comida. Al salir del chamizo nos pusimos a pensar qué grandes momentos se viven alrededor de una mesa cuando se comparte con amigos e incluso desconocidos (que pronto dejan de serlo). Disfrutamos, conocimos gente buena, buena gente, reímos, cargamos las pilas... toda una terapia para el stress o para las preocupaciones que, desgraciadamente, tanto abundan hoy en dia.
Todo un placer compartir (y repetir) esta Chamizo Experience!
Todo un placer compartir (y repetir) esta Chamizo Experience!
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