martes, 3 de junio de 2025

La Cueva de los Cristianos, el fruto de un soñador


Quedamos con Luis y Olga para catar el vino de un amigo enólogo, Antonio Porras. Es el fruto de un lejano sueño convertido en realidad, elaborar un vino en tierras de su familia, en tierras zamoranas. En la etiqueta de la botella podemos leer su agradecimiento  a los pilares tanto de este sueño como de su vida "Que estas palabras sirvan de agradecimiento a mi mujer y su familia por hacer posible este sueño, sin olvidarme de mi padre y mi abuelo Rafael Mainez por transmitirme el amor por la agricultura"

Le habíamos pedido que nos explicase, antes de la cata, cómo era la elaboración de este vino cuya producción es de edición muy limitada. Se realiza con un 20-30% de raspón, a temperatura de bodega, 14º, y el vino suele estar a 28º. La bodega, por cierto, está a 17 metros de profundidad. Se pisa un poco para la extracción y lleva solo levadura indígena. La maloláctica se produce en barrica y a finalizar se trasiega y se vuelve a depositar en las barricas. Se utilizan barricas viejas francesas de 4 usos, Marchive y Berthomieu de 300 litros. La selección de tal barrica tiene su por qué, se quiere que la fruta esté por encima de las notas de madera.


Los viñedos de mas de 75 años están en Cerecinos de Campos, al cual se dedica el vino, comarca de Tierra de Campos. Un pequeño pueblo que no llega a 250 habitantes y  como curiosidad, el pueblo se divide en dos barrios por el Arroyo La Vega y... ¡Cada barrio tiene su propia iglesia!

El vino se elabora en su mayoría con uvas de garnacha, un poco de tempranillo y un toque mínimo de verdejo. No está acogido en ninguna Denominación de Origen.

¡Solo se elaboran 1.298 botellas!



CATA

Botella lacrada Nº788 de 1298 botellas

14,5%

Corcho: 8,5/10

Visual: Precioso color cereza, de capa media, limpio y con rosario de lágrima densa.

Nariz: Ataque intenso de  frutas rojas, entre las que destacaríamos fresas maduras, flores como las violetas y las lilas, especiados y sutiles notas lácteas.

Boca: Entrada amplia, sabrosa, con buena acidez y el volumen alcohólico sobresalientemente integrado. Salen las notas de fruta roja, vainilla . Final muy largo, elegante, especiado... Muy bueno.

Lo tomamos con una ventresca de bonito del Cantábrico que Luis hizo a la brasa de cepa... ¡perfecto!



2 comentarios:

  1. Magnífico, he tenido el placer de probarlo. Pronto propondremos una cata con unos amigos. No se me ocurre mejor plan

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    1. ¡Estupendo plan! Compartir una botella de buen vino con los amigos hace el momento memorable. Gracias por tu aportación

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