Nos reunimos con Alejandro, el abulense JL y Mara, que
nos aportará la fina nariz que toda mujer posee y su amplio conocimiento del fascinante
mundo del vino, en esta cata de la Manzanilla Pasada de Pastrana. Una botella
que teníamos guardada para un momento especial. La elabora las Bodegas Hidalgo
de Sanlúcar de Barrameda quien elabora la súper conocida Manzanilla La Gitana.
Se llama Manzanilla Pasada a la Manzanilla que pasa por
un proceso de envejecimiento que suele ser siempre superior a los 10 años. En
el caso que nos ocupa, la Manzanilla Pasada Pastrana es un vino generoso
elaborado exclusivamente con uva Palomino proveniente de un único viñedo de 14
hectáreas, que se denomina Pastrana (y que da nombre al vino) en el pago de
Miraflores.
Para su elaboración solo se destina el mosto yema (el que
se consigue sin presionar la uva) que tiene la máxima calidad. Se fermenta en
depósitos de acero inoxidables usándose levaduras naturales del viñedo. El vino
alcanza al principio un alcohol del 11% pero se fortifica para conseguir el
15,5%.
Se envejece en barricas centenarias de roble americano
con el sistema tradicional de esta DO de Jerez- Manzanilla de Sanlúcar, el de
criaderas y solera. En esta fase de envejecimiento el velo en flor sufre una
degradación natural que le produce una crianza semi oxidativa, la cual le aporta
ese carácter intenso y esa diferente personalidad si la comparamos con las
manzanillas jóvenes.
CATA
Botella tintada vestida con bonita etiqueta. Volumen Alcohólico
15,5%
Visual: Color oro viejo con reflejos ambarinos, brillante
y con abundante y espesa lágrima
Nariz: Explosión de matices e intensidades. Notas marinas
de yodo, salitre, marisma, paseo por Bajo de Guía, de abrazo entre el Guadalquivir
y el Atlántico. Junto con las notas de
frutos secos, de flores blancas, de levaduras naturales y de ebanistería … elevan esta fase olfativa
a niveles supremos.
Boca: Si gusta la entrada, emociona su final. Fresca, grasa,
salina, amarga, intensa, poderosa, sorprendente.
Notas marineras de las que envuelve a Sanlúcar, de noche y de día y también de
campo… de silencioso olivar andaluz. Postgusto muy amplio, punzante, con
matices salinos y de frutos secos que quedan en la boca como una lenta letanía
y que se aferran en el paladar negándose a separarse, como una despedida de
enamorados. Sublime.
Para acompañar mojama, langostinos, gambas, anchoas en salazón,
guisos de pescado, quesos semicurados y embutidos. Y este carrusel de
sensaciones e intensidades, este tesoro poco conocido, por menos de 13€…
excelente RCP.
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