Subimos una aventura
castellana, porque es más que un viaje alrededor de un río de vino, como es el río
Duero, que desde casi su nacimiento hasta que se entrega con pleitesía al
Océano Atlántico comparte con la tierra y el sol, su pasión por los viñedos. Es
un viaje en honor a los cinco sentidos, para enriquecernos con lo que viviremos
y disfrutarlo de nuevo con sus recuerdos.
La Ruta del Vino Ribera del
Duero (http://bit.ly/rutadelvino) es una de las 21 Rutas del Vino de España, una idea que fue concebida entre la
Asociación de Ciudades del Vino y la Secretaría General de Turismo de España.
Esta idea potencia el concepto del Enoturismo, pero tal concepto va mucho más
allá de lo que es visitar una bodega, es conocer los pueblos, sus gentes y sus
vinos, su historia, su gastronomía, sus fiestas, sus hospedajes, sus museos y
exposiciones, experimentar infinidad de pasiones.
La Ruta del Vino Ribera del Duero
transita por Burgos, Segovia, Soria y Valladolid, englobando 8 Asociaciones, el
Consejo Regulador y 54 municipios que aportan 55 bodegas, 22 restaurantes, 20
alojamientos, 12 enotecas y tiendas especializadas, 21 museos y Centros de
Interpretación, 3 Spas, 6 Oficinas de Turismo, Centros de Degustación y Cursos
de Cata, Bares de vinos, un Centro Ecuestre y otro de Piragüismo, una Quesería
y varias Agencias de Viajes. Una Tierra que posee 21.000Ha. de viñedo y que
producen al año casi 50 millones de litros de buen vino… todo un reto para el
viajero más inquieto.
Lo bueno que en este viaje de
sensaciones habrá de todo, bodegas modernas de diseño arquitectónico, bodegas
antiguas con calados de piedra que te dicen susurrando que datan de la Edad
Media. Recorridos por los viñedos y monumentos de la zona a caballo o en bicicleta, descubrir en la bodega
los matices de su vino, entender lo que nos dice, por qué lleva consigo tanto
esfuerzo de personas anónimas pero tan reales como el propio vino, probar las
uvas de los racimos mientras aún se abrazan a los viñedos…
¡Y la gastronomía! Estamos en
el corazón de Castilla, cómo no vamos a probar un buen asado preparado en horno
de barro con leña de encina, horno que no entiende de premuras, impaciencias ni
siquiera de prisas. Pero hay más que lechazos y tostones, hay embutidos, quesos
y morcillas, finas legumbres, hongos y variada caza cuando es temporada. Para
el frío, cómo sienta la sopa castellana o esos judiones que para entrar en
calor, son buenas razones. Esas tiernas
chuletillas de cordero junto a los pimientos asados, esto sí que es amor
verdadero. Y para el viajero que disfrute con los postres… la cuajada de Burgos
con miel de flores, empiñonados, yemas, mantecados, hojaldres o ese bizcocho liviano
conocido como ponche segoviano.
Y para descansar de tantas
sensaciones y emociones, de catar cuando no beber vinos, de recorrer fiestas, monumentos
y caminos, qué mejor hacerlo en una cama de hotel con encanto, en un relajante Spa
o dormir como un monarca en una de las dos solemnes Posada Reales. Y para el
viajero, que además de amante de la historia sea ferviente cristiano, un palacio
que porque estuvo bajo la protección y defensa del Papa, exhibe escudos del Vaticano.
No lo dudes, si eres
aventurero, romántico, curioso, sibarita, amante del buen vino o un poco de
todo, o de todo copioso… la Ruta del Vino Ribera del Duero (http://bit.ly/rutadelvino) y su gente, están esperando recibirte.
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