Visitando las tierras al norte de Estella, llegamos a Lácar y por un golpe de suerte reservamos a comer en el Asador Lezáun, en la bodega del mismo nombre.
No es un restaurante al uso sino una casa de comidas (jatetxea, en vascuence) donde te dan un menú degustación de tres entrantes fijos y un segundo a elegir entre varias opciones de carne y pescado. Solo abre los fines de semana y a diario para grupos de al menos ocho personas. El menú cambia por estaciones un par de veces.
Nada mas llegar te invitan a catar sus vinos Joven y Crianza directamente de las cubas a las que llegas por un angosto pasadizo de piedra.
Y cuando te sientas pides el vino que mas te ha gustado y eliges los segundos. A partir de ahí, empieza el carnaval de sensaciones.
Nos sacan una ensalada de cordoniz escabechada con sus verduritas. Un escabeche sutil y con los vegetales intensos, demostrando que son de alguna huerta cercana.
Después llegan los espárragos frescos, templados, rellenos de merluza y gambas con una delicada bechamel. Los espárragos dominaban el plato con majestuosidad.
Nos sorprendieron con una charlota de guisantes con migas de pastor y huevo ecológico escalfado. El huevo era de los de corral, con ese amarillo intenso y desafiante ... ¡Riete tú de los huevos de Lucio a precio de caviar! Un plato bien presentado, brillante en su creación y amplio en sabores.
Como plato contundente chuletones para cada dos. Perfecto de punto, mantequilla en boca e intensidad de sabor ... que mas se puede pedir!
El postre, todo casero, se repartía en cuatro diferentes dosis. Empezamos con la torrija, y aquí voy a personalizar... como la de mi abuela Pilar, gloriosa. Flan de nata y fresas a la pimienta verde, sutilísima la nota especiada. Bizcocho apasionado con maracuyá... para sentir como ebulliciona en tu interior y de broche, una delicada, pero prolongada en boca, trufa negra.
Café bien tirado, un memorable pacharán (que al salir nos dirigimos a la destilería) y rico vino crianza de la casa, todo esto por 40€ por persona. A lo que añadimos, un trato familiar que te hace sentir mas que un comensal, un invitado. ¡Cómo no vamos a repetir y recomendar!
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